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  • Micelio Revista

El modelo experimental más cercano: entrevistamos al cirujano Luis Bermúdez

Actualizado: 24 mar 2023

Buenos días, Luis. En primer lugar, muchas gracias por reunirte con Revista Micelio para hablar sobre la cirugía de trasplante de cara en perros. Nos pareció particularmente interesante para nuestra revista saber un poco más sobre el tipo de experimentos que se hacen con animales en el campo de la cirugía estética.


¿En qué consistió el proyecto en general?


El proyecto se llamó Modelo Experimental para el Transplante de Cara. Nuestro propósito era buscar un mejor resultado de la reconstrucción de la cara que está completamente desfigurada, por medio del cambio completo de la piel en pacientes con deformidades severas. Inicialmente, en 1996, empezamos haciendo reemplazo completo de la piel de la cara con la piel de la espalda; sin embargo, el resultado fue indeseable, porque la piel de la espalda es muy tiesa, y el rostro terminaba pareciendo una máscara de piel.


¿Cómo surgió la idea de hacer un trasplante de cara?


Hacia 1998 se hicieron los primeros trasplantes de mano (tanto de la piel como de los músculos). Pensamos que el paso siguiente era hacer un trasplante de rostro, que consiste en quitarle la cara a un muerto y ponérsela a un vivo.


Nuestra hipótesis en ese entonces, en el 2001, era que toda la cara podría sobrevivir basada en unos vasos. Es decir que debíamos probar si la cara completa del ser humano se podía trasplantar usando solamente los vasos faciales. En general la cara tiene mucha irrigación, por muchas arterias, por lo que nos parecía más factible hacer el trasplante usando solo las arterias faciales. Como no sabíamos si la piel iba a sobrevivir en un trasplante humano, decidimos hacer el Modelo Experimental para el Transplante de Cara de un perro a otro. Ese año conseguimos dos perros callejeros que iban a ser sacrificados en el centro de Zoonosis para la cirugía y también logramos que no prestaran la sala de cirugías de la facultad de veterinaria para llevar a cabo el procedimiento.


¿Por qué perros?


Realizamos estudios sobre qué modelo animal era el más adecuado. Las ratas eran muy pequeñas y su anatomía no se parecía lo suficiente a la del humano; los cerdos eran más difíciles de manejar y de transportar. Después de varias disecciones de distintas especies, llegamos a la conclusión de que el modelo experimental que más se acercaba a lo que buscábamos era con perros.


¿En qué consistió el procedimiento?


A los perros les hicieron un tratamiento de limpieza durante 7 días para mejorar sus condiciones generales. Hicimos la cirugía entre 7 personas; removimos la hemicara —no queríamos pasar la cara completa, sino solamente media cara porque los datos obtenidos con media cara o una cara completa eran básicamente los mismos—, los músculos, los nervios, la piel, y sacrificamos al perro inmediatamente con una sobredosis de anestesia. Luego, trasplantamos la cara al otro perro, y llegamos a la conclusión de que sí se podía hacer un trasplante de toda la cara basados solamente en la arteria facial. Al cabo de ocho días, el cuerpo del perro receptor hizo rechazo, y lo sacrificamos con el mismo método. Eso fue básicamente lo que hicimos.


Mandamos los resultados de nuestro proyecto al Plastic and Reconstructive Society, y ellos lo publicaron a las 6 semanas (lo cual es absolutamente inusual) en el 2002. Las personas dijeron, “uy, en Colombia están haciendo esos procedimientos” y esto abrió el interés por intentarlo en pacientes con deformidades severas. Aunque realmente yo creo que eso viene de la película Face Off (1997) en la que cambian la cara de un prisionero por la del policía. La idea nació de ahí, pero en este caso pensamos en que el paciente iba a quedar mucho mejor usando la piel de la cara del otro.


¿Crees que la ciencia imita el arte? ¿Has notado influencias de otras obras ficcionales en tu campo?


No recuerdo exactamente, pero en general eso se entremezcla: ¿qué fue primero, Frankenstein o los trasplantes? No sabría decir cuál es el precursor, pero es posible que se relacionen mucho.


¿Debían responder a restricciones de bioética?


Yo era el director del proyecto. En ese momento era profesor de cirugía plástica del Colegio Militar, y estábamos lidiando con lesiones, quemaduras y desfiguraciones muy severas que deja la guerra. En aquellos tiempos los proyectos de investigación no tenían tantos controles, y no tenían que ser autorizados por un comité de bioética. Además, como yo era el director del proyecto, y era quien estaba poniendo los recursos para hacer el experimento (porque no tuvimos ningún patrocinador), podíamos hacer lo que quisiéramos. Hubiera sido distinto si hubiésemos tenido que responder a otra entidad.


¿Tuvieron en cuenta el valor de la vida de los perros que usaron?


El valor de la vida… no, creo que no, porque al fin y al cabo lo que pensamos era que de todas maneras los iban a matar, y lo único que hicimos fue demorar el proceso. Siempre se manejó el dolor con un veterinario para que no lo sintieran. Desde el principio supimos que iban a ser sacrificados. El receptor no podía recibir tratamiento inmunosupresor toda la vida porque la pregunta era si la cara sobrevivía o si no sobrevivía. Una vez contestada esa pregunta, el perro no servía y podíamos sacrificarlo.


¿Crees que el proyecto implicó maltrato animal?


Sí, claro que implicó maltrato animal porque se hace un experimento sobre un ser vivo. Sencillamente, lo que pasa es que para nosotros se justificaba porque era para no tener que hacerlo sobre un paciente humano. Si falla en el ser humano es una tragedia, porque para nosotros la vida del ser humano tiene más valor que la de un animal.


¿Tuviste algún tipo de escrúpulos a la hora de participar?


La verdad, no. Estamos hablando del 2001; fue hace 21 años y en ese entonces no había tanta conciencia con respecto al maltrato animal. Aun todavía se entrenan a los residentes de cirugía general a sacar vesículas de cerdo antes de hacerlo en seres humanos. Siempre que se va a hacer una cirugía por primera vez hay más riesgo de que salga mal. Enseñar a los cirujanos a operar en el ser humano implica que el ser humano va a ser puesto en riesgo, pero alguien de alguna manera tiene que hacerlo. No pueden aprender a operar leyendo un libro, ni viendo un canal de YouTube.


¿Qué sucedió durante el tiempo en el que el perro estaba vivo?


Realmente yo vi al perro los primeros días dos veces. Fue manejado por el veterinario, se le dio el analgésico correspondiente, y se le puso el collar protector —para que no se hiciera daño porque esa piel trasplantada no tiene sensibilidad. Yo viajé a una misión en otro lado, y el perro se quedó acá bajo el cuidado del veterinario. Cuando comenzó a mostrar signos de rechazo se sacrificó ese animal con una sobredosis.


¿Cuáles son los signos de rechazo?


El principal signo de rechazo es la inflamación de la zona trasplantada que comienza por enrojecerse; luego aparecen puntos de necrosis y al final muere el tejido trasplantado.


Cuando propuse originalmente esta entrevista, me contaste que habías intentado distanciarte del proyecto por un rato, ¿por qué?


Inicialmente me sentí muy orgulloso cuando demostramos que el proyecto se podía hacer y estimulamos a personas de todo el mundo a moverse a hacer ese trasplante de cara en seres humanos. Se creó una carrera para lograr hacer el trasplante de cara, hasta que por fin lo hicieron en Francia. Durante mucho tiempo tuve el video de la cirugía en YouTube, pero empecé a recibir mucha crítica por parte de personas quejándose del maltrato animal, por lo que decidí que no era conveniente seguir exponiendo la cirugía como tal. No me gusta hablar mucho del proyecto porque, a diferencia de como fue en el 2001, hoy hay mucha resistencia a ese tipo de proyectos, y genera conflictos en los que no quiero verme involucrado. Para no estar discutiendo, prefiero no tocar ese tema, pues ya es cosa del pasado; no se justifica desgastarse tratando de mostrar la validez o no validez del proyecto.


¿Qué críticas puntuales recuerdas? ¿Hubo alguna que te hiciera reflexionar o con la que estuvieras de acuerdo? ¿Qué piensas hoy en día del maltrato animal?


Ha pasado tanto tiempo que no logro recordar ninguna específica. Lo que recuerdo es que fueron varias las personas que dijeron que eso no debió haberse hecho; que era maltrato. Básicamente diría que fueron los primeros haters que logré conocer en mi vida hace algunos quince años. En cuanto a si me ha hecho reflexionar, no creo que hayan sido las críticas, pero el hecho de que el mundo ha cambiado con respecto a eso y se ha vuelto mucho menos tolerante con ese tipo de ciencia experimental en los animales.


¿Por qué consideras que es una tragedia o una pérdida más grande la pérdida de un ser humano que de un ser de otra especie?


No sabría decir; uno simple y llanamente ha sido criado bajo la teoría de que el ser humano está por encima de cualquier otra especie animal o vegetal. En teoría los hombres o los seres humanos tenemos la capacidad de entender mucho más que cualquier otro ser no-humano.

¿Crees que juega un rol, en las críticas de YouTube, el hecho de que los animales hayan sido perros en vez de ratas o cerdos? Si es así, ¿te parece que esta crítica resulta contradictoria si la hace una persona que consume productos derivados de otros animales?


Por supuesto que sí. El hecho de que hayan sido perros generó muchas más críticas porque en general los seres humanos hemos humanizado mucho más a los animales como los perros, porque son nuestra compañía, son amigos de nosotros, interactúan más con nosotros.


¿Contradictorio? No, porque es muy diferente matar a un animal para consumirlo, a matar a un animal para un experimento, a matarlo por placer o por espectáculo; son conceptos completamente diferentes. Matar para comer no tiene un impedimento ético realmente.


¿Tienes perros? Si la respuesta es afirmativa, ¿crees que te relacionas con estos de forma distinta a la forma en que te relacionaste con los perros del experimento y por qué?


Sí, sí tengo perros, y sí me relaciono de forma diferente con ellos. No había ningún sentimiento entre los perros del experimento y yo, y sí hay sentimientos entre mis perros y yo.


En los textos sobre ética animal, muchas veces nos encontramos con afirmaciones como la siguiente: “reconocemos a los animales como lo suficientemente cercanos para experimentar sobre ellos y sacar conclusiones sobre los humanos, pero no lo suficiente como para considerarlos moralmente”. Esto apunta a que el interés de los humanos sobre otros animales es arbitrario, puesto que el reconocimiento de la semejanza que tenemos con otros seres sintientes se ve limitado por nuestro interés en explotarlos. A lo largo de tu vida y tu carrera, ¿alguna vez te has replanteado tu relación con o tu consumo de otros animales con base en las características que compartimos?


Con toda seguridad no volvería a usar perros para hacer experimentos, pero no tengo ningún problema con consumir productos animales. Cada animal tiene una función en mi mente, y creo que en la mente de los seres humanos, y por eso uno no quisiera comer perro o caballo, porque el caballo tiene más sentimiento con uno, pero uno no tiene problema en comer ganado, porque el ganado no genera ninguna relación de sentimientos con uno.


¿Crees que es viable hacer un trasplante de cara de una especie animal a otra? Por ejemplo, de un perro a un gato, o de un cerdo a un humano. Y, llevando la especulación un poco más lejos, ¿crees que es posible pensar en un futuro lejano en el que haya cirugías “transespecie”? Quizás, para crear híbridos entre animales, o transformaciones de un animal a otro. Esto sucede en la película The Lobster (2015) y en un corto colombiano titulado Marina (2019).


Siempre creo que es posible. Lo que pasa es que ni siquiera en la misma especie ha sido posible, porque el riesgo de rechazo es muy alto y la inmunosupresión es muy difícil. Entre diferentes especies, la inmunosupresión va a ser el reto más grande a vencer, además, ¿quién va a querer hacer eso? Suponiendo que alguien quiera hacerlo, la inmunosupresión es un reto real porque hay más diferencia inmunológica entre las diferentes especies. Se podría hacer, me imagino, pero sería mucho más difícil.


Muchas gracias por tu disposición y tu franqueza frente a nuestras preguntas.


El Dr. Luis Eduardo Bermudez R. es cirujano plástico con 25 años de experiencia, reconocido nacional e internacionalmente por su aporte científico para la solución de problemas complejos y la medición objetiva de los resultados quirúrgicos. Cirujano Plástico integral con el entrenamiento y experiencia para solucionar casi cualquier deformidad, así se trate de complicaciones de otros cirujanos. Docente universitario de posgrado en dos Universidades Colombianas. Voluntario como cirujano y profesor en misiones humanitarias nacionales e internacionales. Ha publicado multiples artículos en revistas científicas indexadas internacionalmente.




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